Cuando un proceso de miedo aprendido (respuesta desadaptativa de ansiedad) se sobrepone a un proceso de regulación emocional, surge algo nuevo que se aleja mucho de ser algo funcional.

La regulación emocional se refiere a todas aquellas acciones destinadas a influir sobre las emociones que experimentamos, cuándo las experimentamos y cómo las experimentamos. La regulación emocional no es un proceso disfuncional, al contrario, tener una buena capacidad para regular nuestras emociones nos proporciona bienestar y calidad de vida.

Sin embargo, esta capacidad de regulación emocional puede llegar a ser un proceso disfuncional cuando uno intenta regular emociones que no necesitan ser reguladas y cuando el mismo acto de regulación interrumpe la vida normal.

Las personas con trastornos de ansiedad no experimentan el miedo y la ansiedad como algo adaptativo y natural, sino como incidentes negativos que tienen que ser controlados a toda costa, y los esfuerzos por evitar esas emociones proporcionan el contexto en el que se genera el propio trastorno.

Es decir, los intentos de regulación emocional sobre emociones que no necesitan ser reguladas convierten en trastornos lo que no serían más que emociones normales de miedo y ansiedad cotidiana, cuyo abordaje debería ser la práctica de la aceptación.